Revisión: Landrigan PJ. Departamento de Comunidad y Medicina Preventiva,
Departamento de Pediatría, Centro para la Salud Ambiental Infantil Mount Sinai,
Escuela de Medicina, Nueva York, EE.UU.
Propósito de la revisión: El autismo es un trastorno de base biológica del
desarrollo del cerebro. Los factores genéticos - mutaciones, supresiones y
variantes de número de copias - están claramente implicados en las causas del
autismo. Sin embargo, representan sólo una pequeña fracción de los casos, y no
explican fácilmente características clínicas y epidemiológicas claves. Esto
sugiere que exposiciones ambientales tempranas también contribuyen. Esta
revisión explora esta hipótesis.
Hallazgos recientes: La evidencia indirecta de una contribución del ambiente con
el autismo proviene de estudios que demuestran la sensibilidad del cerebro en
desarrollo a las exposiciones externas, como plomo, alcohol etílico y metil
mercurio. Pero la prueba de concepto de evidencia más poderosa deriva de los
estudios que vinculan específicamente el autismo con la exposición temprana en
el embarazo a la talidomida, el misoprostol, y el ácido valproico, la infección
por rubéola materna y los insecticidas organofosforados cloropirifos. No hay
evidencia creíble de que las vacunas causan autismo.
Resumen: Se necesita de una amplia investigación en las causas ambientales del
autismo. Los niños de hoy están rodeados por miles de productos químicos
sintéticos. Doscientos de ellos son neurotóxicos en humanos adultos, y 1.000 más
en modelos de laboratorio. Sin embargo, menos del 20% de los químicos de alto
volumen de producción han sido probados para la toxicidad del desarrollo
neurológico. Propongo una estrategia de descubrimiento dirigida sobre los
productos químicos sospechosos, que combine amplios análisis toxicológicos,
investigación neurobiológica y estudios epidemiológicos prospectivos.
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