sábado, 10 de septiembre de 2011

Hacia una sociedad libre de mercurio, www.ecoportal.net

En muchos países en desarrollo o en transición, la mayor concentración de este metal está en la producción de clinker para la industria del cemento, la producción de energía a partir del carbón, los termómetros y demás instrumentos de medición en el sistema de salud y odontológico (principalmente estatal) y el mal manejo de los desechos de productos con mercurio.

Desde hace miles de años, el mercurio ha sido utilizado por el ser humano en diferentes formas, sin prever los daños que la exposición a este metal pesado, tanto al medio ambiente como al ser humano, podría causar. Luego del descubrimiento de la enfermedad denominada Minamata por los japoneses en la década de 1940, que afectaba a la población de pescadores del pueblo del mismo nombre, mucho se ha avanzado en ese país, en los países de la Unión Europea y en Estados Unidos para rediseñar procesos industriales, productos de consumo masivo libres de este tóxico metal y métodos para el reciclaje y almacenamiento de los desechos de mercurio elemental y productos que lo contienen.

El mercurio elemental es aquel liberado en algunos procesos industriales, como en la producción de cloro y de otros productos, y el manejo inadecuado de los artículos que lo contienen (como bombillos fluorescentes, termómetros, equipos de medición- tanto médica como industrial-, baterías, amalgamas dentales y la producción de espejos). También se libera en la producción de energía a partir del carbón y en la producción del clinker (materia prima para la producción de cemento); estos últimos son considerados como los más contaminantes en cuanto a mercurio. El mercurio es liberado por estas actividades humanas, y al ser este un metal pesado se hunde hasta llegar a los mantos freáticos, acuíferos y otros cuerpos de agua, o es evacuado a los sistemas de alcantarillados o en ríos y quebradas directamente, sin ningún control o filtro. Al entrar en contacto con el hidrógeno en el agua, el mercurio se metaliza y se convierte en el peligroso metilmercurio, que es absorbido por todas las criaturas que habitan los cuerpos de agua; luego, llega al ser humano a través del pescado y los mariscos que consumimos.

El consumo de pescado contaminado con metilmercurio afecta directamente el sistema nervioso central, principalmente, de mujeres en edad de fecundación (15-49 años) y en mujeres embarazadas de fetos menores de tres meses. Las consecuencias en estos grupos de personas son bebés con daños en el sistema nervioso central como sintomatología, y el autismo como enfermedad. Algunos otros grupos en peligro son las comunidades de pescadores artesanales y los pescadores deportivos, por su alto consumo de mariscos y pescados. Los efectos se localizan en órganos como el hígado, páncreas y estómago, entre otros.

En muchos países en desarrollo o en transición, la mayor concentración de este metal está en la producción de clinker para la industria del cemento, la producción de energía a partir del carbón, los termómetros y demás instrumentos de medición en el sistema de salud y odontológico (principalmente estatal) y el mal manejo de los desechos de productos con mercurio.

En Estados Unidos, los mayores contaminantes de mercurio son las plantas de energía a base de carbón, que actualmente reciben el rechazo de la sociedad consciente que busca energías alternativas –como la solar y la eólica–, cuya lucha se debe trasladar a nuestras sociedades latinoamericanas y caribeñas.

En Latinoamérica y el Caribe, con excepción de países como Brasil y México, cuya extracción de mercurio elemental y minería informal los hace grandes productores/usuarios de mercurio, el gran problema común que se encontró en un reciente taller de almacenamiento de mercurio, realizado en Montevideo y convocado por la Oficina Regional del Convenio de Basilea y el programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, es la inadecuada disposición y almacenamiento de productos y desechos con mercurio. La tarea pendiente de los gobiernos centrales y locales, al igual que de la sociedad civil organizada, los centros educativos, las empresas y los medios de comunicación social, es alcanzar el objetivo de liberar a nuestra sociedad del peligroso mercurio, por medio de un tratado vinculante para el año 2013.

Jorge G. Conte Burrell
Founder-Director-Member
Alianza Contaminacion Cero

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